A decir verdad. Se suman nubes negras también en economía

Por: Rubén Iñiguez.
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El presidente Andrés Manuel se ha obsesionado en resolver tres temas prioritarios en su gobierno de Cuarta Transformación, la inseguridad, la erradicación de la pobreza y el combate a la corrupción. El problema es que en todos ha fallado.

Respecto a la seguridad hay una pérdida en la credibilidad por los recientes sucesos ocurridos en Culiacán al consentir y autorizar la liberación del chapito.

En materia de corrupción hay muchas dudas al respecto por seguir protegiendo a un personaje tan corrupto como es el caso de Manuel Bartlett con cientos de casas y propiedades en el país como en el extranjero.

Y en materia de economía, la idea de la redistribución de la riqueza, no le ha permitido superar el crecimiento de 0%. Esto ha provocado un aumento estrepitoso en desempleos en nuestro país.

El tema que hoy nos ocupa amable lector, son las cifras que señalan el desplome de la industria de la construcción, uno de los motores básicos para la economía, en que se ha reducido la inversión del sector público y privado a cifras alarmantes. Además de este sector, actualmente se han sumado al coro de las desgracias las grandes tiendas departamentales, como lo son Palacio de Hierro, Liverpool y Suburbia, que indican el descenso grave de sus ventas, además del poco crecimiento de Wal-Mart, otra cadena de importancia en la red de comercialización de mercancías. Sin embargo no son las únicas perjudicadas en todo esto, ya que muchos comercios y negocios formales se han visto afectados por las escasas expectativas de crecimiento.

Los pobres, que se supone se reducirían en la 4T, se han incrementado de forma acelerada. Esto ha provocado el crecimiento de la economía informal que llega actualmente a 25.5 millones de mexicanos. Este factor señala que este tipo de actividad no tiene capacidad de crear empleos con prestaciones de Ley y Seguridad Social. Se ha convertido en una forma de autoempleo, sin embargo hay muchos comerciantes que viven al día y cuando enferman corren el riesgo de empeñar todos sus productos para recuperar la salud. O algo aun más triste, cuando no trabajan y no venden, simplemente no comen.

Las diferencias están tanto en la rentabilidad de los vendedores ambulantes y de tianguis, que siguen creciendo sin control como resultado del desempleo nacional. Solo un grupo reducido logra ganancias significativas, pero la gran mayoría de la economía informal, sigue supeditado a obtener solo para subsistencia diaria.

Este fenómeno no es solamente de fin de semana. Los tianguis recorren cada día diversos lugares, intercambiando productos y servicios. La calidad de las mercancías, que a pesar de que ya no se les permite poner en el suelo, en el caso de perecederos, lácteos, pescados y carnes, carecen de equipos de conservación, están expuestos al calor, al polvo y a la contaminación, adicional a que existe una leyenda de kilos de menos gramos, que se ha convertido en una práctica tan común como el regateo.

Un 51% de los jóvenes se encuentran en condición de pobreza, 4 millones de ellos en pobreza extrema, 1 de cada 2 niños, vive en pobreza. Los estados que conviven en situación de inseguridad y pobreza extrema son los estados de Guerrero, Oaxaca, Puebla, Chiapas, Veracruz, Morelos, Michoacán, y Tlaxcala. No existen programas sociales en la 4T destinados a atacar estos problemas, sólo el reparto de subsidios directos y en efectivo. Su tren maya, los aeropuertos que siguen tropezando y la refinería comprometida con la deuda de Pemex, no son pilares para desarrollar la economía de manera sólida y eficaz.

La Pobreza en el país se ha acentuado, pues actualmente son alrededor de 52 millones, 425 mil habitantes que padecen esta condición, lo que representa un incremento de 8.8 millones más que se suman a esta lista, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

El crecimiento nulo que presenta la economía mexicana pero que a pesar de ello se dice que “vamos muy bien y somos muy felices”, se suma a la carencia de inversión y constituye un serio problema para suplir las exigencias sociales como lo son la vivienda digna, el acceso a la salud pública y a medicamentos.

Si no hay trabajos formales, con salarios bien remunerados en empresas privadas o en obras útiles del sector público, esa población engrosará las filas de la informalidad.

Esto contradice la intención de “primero los pobres” que ha sido un sello muy característico en el discurso de López Obrador en lo que va de su gobierno, porque está fomentando una mayor cantidad de personas bajo esta condición. O quizá esa palabra le gusta tanto que quiere hundir a todo México en una pobreza extrema.

Lo cierto en todo esto es que no hay un plan de desarrollo nacional, ni una inclusión empresarial en programas concretos. La inversión se destina a los gustos del presidente como parques de beisbol. Es hora de pensar en que debemos hacer algo urgente porque la popularidad del AMLO no es suficiente para salvarnos de una caída estrepitosa en la economía de nuestro querido México.