‘Algunas madres usan beca de estancias infantiles para ponerse uñas’

La Secretaría del Bienestar no ha verificado que los 2 mil 40 millones de pesos de recursos públicos que se entregaron en 2019 directamente a beneficiarias del programa de Apoyo para el Bienestar de Niñas y Niños hijos de Madres Trabajadoras sean destinados para el cuidado de menores de cuatro años. Este año el programa repartirá 2 mil 192 millones de pesos a las madres de familia.

Hace un año, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el dinero se daría directamente a las madres para evitar corrupción en las estancias infantiles. Denunció la existencia de 84 mil niños “fantasma” para cobrar el subsidio de 950 pesos por cada menor inscrito.

Durante 2019, la secretaría presentó ante la Fiscalía General de la República 48 denuncias contra responsables de estancias infantiles por el uso de documentos apócrifos para acceder a subsidios federales del Programa Estancias Infantiles.

Desde abril pasado, las madres de familia reciben mil 600 pesos bimestrales, pero la dependencia federal no ha hecho evaluaciones para corroborar el buen uso del dinero público. Actualmente el programa entrega el dinero a 223 mil 412 beneficiarias.

En una ficha informativa enviada a MILENIO, la dependencia detalló que será en los próximos meses cuando se haga “un diagnóstico en campo para conocer en qué se utiliza el apoyo”. Esto sin detallar la fecha específica de la supervisión.

“El objetivo es garantizar que los recursos se destinen efectivamente al cuidado de niñas y niños”, informó la dependencia a cargo de María Luisa Albores González, a quien MILENIO entrevistó.

Responsables de estancias afirmaron que los recursos no son utilizados en el cuidado de los niños. “Algunas madres los ocupan en cosas que no son precisamente para ellos. Nada más están esperando la beca para irse a poner uñas o arreglarse”, sostiene Aracely Gutiérrez, responsable de la estancia Lindo Pescadito, en el municipio de Huatabampo, Sonora, donde las familias de pescadores de escasos recursos anteriormente llevaban a sus hijos. Ahora la estancia está en peligro de cerrar porque los beneficiarios han optado porque familiares les cuiden a los menores.

“No creo que valga la pena gastar el dinero en otras cosas que no sea la educación de los niños”, sostiene María Lourdes Robles, abuela de uno de los menores que sí asiste y entrega el dinero del apoyo gubernamental a la estancia infantil Pequeñas Sonrisas, municipio de Etchojoa, Sonora. Esta guardería es la única que sigue dando servicio en la zona después de que hace un año el gobierno federal cambió las reglas de operación y entregó directamente el dinero a las madres de familia, pero también está en riesgo de cerrar porque solo asisten cuatro niños.

Lourdes Robles pide que la Secretaría de Bienestar haga una evaluación del programa, porque se está afectando a los niños. Está de acuerdo en que se combata la corrupción, pero sin que se provoque que las estancias cierren. “Que haya vigilancia en los recursos. Si queremos evitar la corrupción necesitamos que las cosas funcionen bien, que se revise, que se haga análisis y por el bien de los niños que se vuelva a abrir”.

En la estancia donde asiste su nieto, Joaquín, la responsable tuvo que unificar grupos, despedir maestras y recortar gastos. “Yo no quiero cerrar, además el inmueble está diseñado para los niños y no quiero malbaratar las cosas que hay”, dice Elizabeth Ramírez Moreno, responsable de la estancia Pequeñas Sonrisas.

Las otras 15 estancias del municipio ya cerraron. MILENIO hizo un recorrido por algunas y pudo verificar que ya no dan servicio Mundo Infantil, Milagro, Juntos Aprendemos y Jaag. Todas pertenecen a un municipio con marginación donde la población se dedica al campo.

Sin embargo este no es caso aislado. No hay datos oficiales, pero se estima que la mitad de estancias en el país quebraron. Otro de los problemas es que algunas de las madres si están dispuestas a pagar el dinero a las estancias, pero les dejó de llegar la beca.