Culto ‘764’, red de pedófilos satánicos que aterroriza por internet

Jaime Tinajero tenía 23 años cuando entró a una sala de chat infantil de la aplicación de mensajería Discord. Su apodo o ‘nickname’ era “Christus”.

Una niña, cuya identidad se ha protegido, reveló que Jaime primero la saludó de forma grupal, pero muy rápido sus mensajes se volvieron insistentes y comenzaron a llegar al número directo de la menor de edad.

A Tinajero no le costó trabajo cautivar a la pequeña. A la brevedad provocó una relación a través de internet. Las primeras fotos que le pidió fueron de sus pies, pero en cuestión de días sus peticiones evolucionaron y acabó pidiéndole fotos de sus genitales.

Para el 28 de mayo de 2023 comenzaron a llegar los videos de parte de él. Ella cuenta que el hombre le envió un video donde parecía estar masturbandose con mensajes como “te verías linda montándome”. En esos días comenzó algo que se convertiría en una pesadilla.

“Quiero cortarte”, decía uno de los mensajes violentos que le envió, seguido de una selfi con una navaja frente a su cara. Pero la niña se negó a lesionarse.

El hombre no tuvo empacho en decirle que él era “un acosador orgulloso”, además de “un pedófilo orgulloso”.

La secta 764

Tinajero estaba revelando –sin darse cuenta– quién era en realidad: uno más de los miembros de una secta llamada 764, una red extremista y violenta, que incita a sus miembros a intercambiar pornografía infantil e imágenes de actos de violencia sexual; un grupo que está conectado con otras comunidades extremistas como los neonazis y nazis satanistas.

El hombre amenazó a la niña diciéndole que si no cumplía la petición, mostraría a su familia fotos de su cuerpo desnudo que le había enviado cuando entraron en contacto por mensajería digital.

“Conozco y sé todos sus nombres y dónde trabajan”, le dijo y agregó de inmediato: “Pero no voy a hacer nada mientras cooperes conmigo”. Cada mensaje era más y más atemorizante.

En julio de 2023 cumplió la amenaza y publicó en canales de Telegram y Discord el llamado “libro de historias” donde mostró las fotos de la menor de edad desnuda, también incluyó su número de teléfono, su dirección y su contacto en redes sociales y el de su familia.

A través de estos grupos y para causarle más terror a la niña, comenzó a difundir la versión de que la asesinaría con un pistola Glock 9 mm. Y no sólo eso, sino que empezó a buscar gente cerca de su casa en Louisville, Kentucky, para que lo dejaran alojarse a fin de preparar el asesinato.

Las investigaciones policiales revelan que para agosto de ese año, el hombre había publicado en diversos chats en internet que, además, planeaba transmitir en vivo el asesinato.

“Tengo tantas ganas de matarla que sólo tengo que aparecer en su casa y disparar 100 balas en 5 segundos”. Fue así que llamó la atención de otro joven que se hacía llamar en redes sociales “Vitaly”, quien a través de redes sociales se ofreció a ayudarlo con el asesinato de la menor de edad.

Vitaly le proporcionó a Tinajero información sobre cómo obtener un barril para que pudiera disolver en ácido el cuerpo de la jovencita. Ambos creían que si la asesinaban lograría reconocimiento y prestigio dentro de la secta 764.

Origen de la red depredadora

MILENIO revisó los nueve casos judiciales activos contra integrantes de esta organización en Estados Unidos entre el año 2020 y el 2025, los cuales permiten reconstruir la operación de la secta 764, la red de depredadores que ataca a menores de edad en las principales redes sociales, a quienes amenaza para explotarlos sexualmente –y no sólo a las víctimas directas, sino también a sus hermanitos–, y que incluso los incitan a suicidarse.

Los integrantes de esta secta, en su mayoría hombres mayores de 20 años, se describen como pederastas y satanistas. Entre ellos se han detectado jóvenes con apellidos latinos en estados como California y Texas.

Los integrantes de esta secta se describen como pederastas y satanistas. ampliar
Las investigaciones de las autoridades de Estados Unidos documentan que todo empezó en el 2020, cuando Bradley Cadenhead, un chico de 25 años y originario de Texas empezó a crear chats en plataformas de mensajería, donde invitó a otros chicos a intercambiar pornografia infantil y a incitarlos a documentar en video y fotografía actos de violencia. Originario de Stephenville, se le ocurrió un nombre inspirado en su código postal: 764.

Muy rápido el 764 se convertiría en una red en línea de extremistas violentos, que terminaron vinculados a otros grupos semejantes en el extranjero.
En los últimos dos años los miembros de la 764 se volvieron más sádicos, tanto individual como grupalmente. Migraron de redes menos conocidas como Discord y lograron infiltrarse en las más populares, como Tik Tok y Telegram.

Desde esas plataformas reclutaron a otros jóvenes para extorsionar sobre todo a niñas, y obligarlas a mutilarse a sí mismas, a realizar actos sexuales en línea y en persona, asesinar a sus mascotas, explotar sexualmente a sus hermanos pequeños, además de otros actos de violencia como suicidio, incluso asesinato.

Todo esto por supuesto debe quedar registrado con videos o fotografías, que después se comparten por internet entre los miembros del grupo.

Esta secta ya ha sido detectada con actividad en California y Texas. Entre los detenidos hay jóvenes hispanos que se convirtieron en reclutadores de los líderes del 764.
Cómo enganchan a las víctimas

El modus operandi de esta peligrosa agrupación es así: sus miembros se cuelan en chats grupales donde casi siempre buscan niñas, a las cuales manipulan, les piden fotos desnudas y después de que las mandan las amenazan con darlas a conocer a sus familiares si no se convierten en sus esclavas.

Todos estos actos atroces aumentan su estatus dentro del grupo extremista. Por ejemplo, un miembro puede aumentar su rango según la cantidad de pornografía infantil que consigue recopilar de diferentes víctimas.

Los miembros también mejoran su estatus al “apropiarse” de las víctimas, como se simbolizaba al obligarlas a grabar su nombre, atravesándose la piel hasta el hueso. También pueden obligarlas a cometer un acto de violencia contra sí misma, contra otros o contra sus animales.

El máximo nivel en el 764 es obligar a la víctima a transmitir en vivo su propio suicidio: eso se considera un acto que le otorgaría el rango más alto posible dentro del culto.

Los casos

A Tinajero se le han ido descubriendo hechos abominables. Entre sus víctimas estuvo una niña de tan sólo 12 años, a quien obligó a cortarse con un cuchillo, y esto era solo la preparación porque el plan era que se suicidara autocortándose.

A través de la revisión en audiencias judiciales se detectaron casos como el de Ángel Almeida, quien desde el año 2021 a través de su nombre de guerra “Sargent Grey”, obligó a dos niñas a grabar contenido sexual. Más tarde publicaría sus fotos: una de ellas estaba amordazada. También publicaría un video donde él mismo corta por la mitad a una mascota, fotos con la bandera nazi y textos donde se dice adicto a la pornografía infantil extrema.

Actualmente las autoridades no han podido juzgarlo ya que todo parece indicar que sufre severos problemas mentales. Un juzgado en Florida aún espera el informe de los expertos.

Hay casos como el de Jack William Rocker, uno de los miembros del 764 más jóvenes que está siendo enjuiciado. Según documentos las autoridades le lograron incautar 8 mil videos e imágenes de niños, incluyendo bebés y niños pequeños, siendo violados o torturados.

“Estos videos contenían algunos de los contenidos más horribles y perversos disponibles en internet, mostrando a los más vulnerables de nuestra sociedad siendo dañados de maneras atroces”, acusó un fiscal que sigue estos casos.

Los fiscales ejemplifican crudamente el tipo de videos, donde eventualmente también están involucradas personas adultas: En uno se “muestra a una bebita con el torso desnudo, con un pañal y acostada boca arriba en una cama. Una mujer adulta con el torso desnudo, con mascarilla y ropa interior, le quitó el pañal…”. La narración narra un abuso sexual.

Según las investigaciones, Rocker era miembro activo del 764, extremistas violentos nihilistas. Este joven distribuía el material en redes sociales, como una manera de hacerse un nombre en el grupo.

“Los miembros de 764 trabajan en conjunto con el objetivo común de destruir la sociedad civilizada mediante la corrupción y la explotación de poblaciones vulnerables, incluyendo a menores”, señalaron las investigaciones esgrimidas por los fiscales.

Catálogo de horrores

Dentro de las categorías instaladas en los dispositivos móviles decomisados hay carpetas con categorías como “764”, “vísceras infantiles”, “racismo kkk”, “autolesión”, “violación” o “trofeos”. En la carpeta de “trofeos” se podía ver a niñas que habían escrito o tallado el nombre de Rocker 764 o variaciones del mismo, cortando sus cuerpos. Él obligó a esas niñas a hacerlo. El pasado 14 de marzo fue sentenciado a pasar siete años en prisión.

Se encontraron más casos, reportados luego de una investigación por el Buró Federal de Investigaciones, FBI: el de Leonidas Varagiannis, cuyo nombre digital es War (Guerra), de 20 años, y Prasan Nepal, Trippy, de 21 años, quienes son acusados de reclutar a otros jóvenes para explotar a menores de edad y de la creación de “libros tradicionales digitales”, donde colgaban las fotografías de sus víctimas.

Varagiannis fue detenido en Grecia, y su defensa alega que no puede ser extraditado a Estados Unidos. Nepal, por su parte, fue arrestado en Carolina del Norte.

Pero no sólo hay muchachos en esta perversa red. Richard Anthony Reyna Densmore, conocido como Rabid en la plataforma Discord, de 47 años, desde Kaleba, Michigan, operaba servidores en línea como parte del grupo 764. Él extorsionó a una niña para que participara en actos violentos y se autolesionara, exigiendo que anotara en su pecho Rabid.

La evidencia en la audiencia de detención de Densmore reveló que, además de la pornografía infantil prepúber que Densmore recopiló –por la cual fue acusado formalmente en una corte en Michigan–, Densmore guardaba imágenes y videos violentos en sus teléfonos, incluyendo imágenes de personas grabándose símbolos y nombres en la piel.

Hay otros casos que involucran a personas de origen latino, como el de José Henry Ayala, de 25 años, quien presionó a otra niña para que se autolesionara. O el de Baron Martin, de 24 años, quien en Arizona también obligó a niños a autolesionarse en múltiples ocasiones.