Del ‘copy paste’ a la IA en las escuelas

A medida que la inteligencia artificial se abre camino en las escuelas, surge una paradoja. Muchos educadores, preocupados por las trampas y los ataques, están tratando de limitar que los estudiantes usen la IA.

Al mismo tiempo, los profesores utilizan cada vez más herramientas de ella, tanto para ahorrar tiempo en tareas rutinarias como para externalizar algunos de sus trabajos más significativos, como corregir ensayos y dar clases particulares a estudiantes con dificultades.
Esa tensión ha suscitado algunas cuestiones éticas difíciles. Por ejemplo, ¿es justo utilizar la IA para calificar los ensayos de los estudiantes, si se les ha prohibido utilizar la IA para escribirlos?

Los directores de los centros educativos se enfrentan a estos dilemas al tener que lidiar con un aluvión de afirmaciones de mercadotecnia sobre cómo la IA podría “transformar”, “personalizar” y “acelerar” el aprendizaje.

“La mayoría de los profesores y estudiantes ya utilizan” la IA, afirmó Jennifer Carolan, ex profesora de Historia y fundadora de Reach Capital, una empresa de capital riesgo que invierte en herramientas de aprendizaje de IA.

Pero a medida que la tecnología se abre camino en las escuelas, algunos educadores manifiestan que les preocupa que las empresas tecnológicas estén invirtiendo recursos en aplicaciones de IA, como los bots de tutoría, que alteran las relaciones humanas en el núcleo de la enseñanza y el aprendizaje, en lugar de crear herramientas para aliviar las cargas burocráticas que desvían la atención que los adultos pueden ofrecer a los niños.

¿Trampa o ayuda con la tarea?

Entre los estudiantes de secundaria se ha corrido la voz sobre una solución para las tareas de matemáticas difíciles. Si tomas una fotografía de un problema y la introduces en una de las varias aplicaciones gratuitas de IA, el software te mostrará la respuesta correcta y desglosará la solución paso a paso.

Es fácil copiar esos pasos, tal como si hubieras resuelto el problema a mano.

Alex Baron, administrador de la EL Haynes Public Charter School de Washington, dijo que consideraba que las tan utilizadas aplicaciones de matemáticas eran una forma de trampa.
Pero reconoce que ha encontrado algunos usos convincentes de la IA en su propio trabajo.

Por ejemplo, puede analizar los datos académicos y de comportamiento de los estudiantes y luego dividirlos en grupos para ofrecerles apoyo específico.

Varias de las aplicaciones de matemáticas populares que preocupan a Baron son propiedad de Google, como PhotoMath y Google Lens.

Robert Wong, director de gestión de productos de aprendizaje y educación de Google, dijo que las herramientas son muy valiosas para los estudiantes cuyos padres no pueden ayudar con los deberes de matemáticas.

Sugirió que hacer trampa tenía menos que ver con el acceso a la IA que con “otros factores, como, si los estudiantes están atentos en la clase”.