Desaparece programa nacional de convivencia escolar

Mientras las escuelas permanecen cerradas por la pandemia de covid-19, los apoyos educativos se van deteriorando de manera silenciosa. Esta vez le tocó al programa de convivencia escolar.

Primero fue el parche al Programa de las Escuelas de Tiempo Completo cuyos reducidos recursos ahora derivarán de La Escuela es Nuestra, pero no ocurrió lo mismo con el Programa Nacional de Convivencia Escolar (PNCE), que sí desapareció por completo del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021.

En los últimos cuatro años, el PNCE experimentó un deterioro presupuestal de poco más de 36 por ciento, al pasar de 350 millones de pesos asignados en 2016 a 223 millones 820 mil pesos para 2020.

Para 2021 ya no hay recursos contemplados para un programa fundamental en la construcción de la cultura de la paz y la atención del bullying, y la Secretaría de Educación Pública (SEP) tampoco ha mencionado si instrumentará algún otro plan que sustituya al PNCE.

Ya desde este año, la Dirección General de Desarrollo de la Gestión Educativa de la SEP había adelantado que aplicaría un procedimiento de evaluación interna del programa, pero hasta ahora no se ha informado el resultado.

Los directivos escolares dan cuenta del deterioro que ha sufrido el PNCE, pues al inicio de su implementación en el 2016, las escuelas recibían materiales gráficos para discutir en talleres, pero este año ya no hubo distribución.

Además, la incertidumbre también reina entre los docentes, pues temen que ante la falta de recursos se elimine la capacitación psicopedagógica y socioemocional.

Si bien, no descartan seguir trabajando con las estrategias que ya han implementado y los cuadernillos que les quedaron de años anteriores, consideran que la actualización en temas de orientación emocional es fundamental, más en tiempos de pandemia.

“Oficialmente no nos han informado nada, solo sabemos que ya no estará presente el próximo año porque nos dimos cuenta que no está en el presupuesto. Yo le pediría a las autoridades educativas federales y estatales que hicieran una revisión del programa y lo reconsiderarán, es muy bondadoso, nos permite manejar situaciones difíciles en nuestras comunidades y les pediría que nos hicieran llegar nuevamente los materiales”, expone Patricia Vargas Montero, directora de la escuela primaria Heriberto Jara, en el municipio de Banderilla, Veracruz.

El PNCE tiene su antecedente en el Proyecto a favor de la convivencia escolar (PACE) que inició en el ciclo escolar 2014-2015, cuyo objetivo era prevenir la violencia, discriminación e inequidad social y generar oportunidades de formación para favorecer un modelo de convivencia, que promoviera, respetara y garantizara los derechos de las niñas, niños y adolescentes.

En sus inicios estuvo dirigido a escuelas públicas de educación primaria ubicadas en los polígonos focalizados definidos por el entonces Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (PNPSVD) y paulatinamente fue ampliando su cobertura a otros niveles educativos y regiones del país.

Para 2020, el PNCE benefició a más de 98 mil escuelas de educación básica, con una matrícula de 17.6 millones de niñas, niños y adolescentes, así como una participación de alrededor de 767 mil 317 docentes y 95 mil autoridades educativas escolares.

Población escolar que para el próximo año no sabe qué sustituirá al programa.

“Es un programa que fue apuñalado en silencio. En la administración pasada llegó a tener un alcance mayor, después decayó un poco y en el arranque de esta administración se fue perdiendo hasta desaparecer. Es preocupante esta medida porque es un programa que permitía hacer acuerdos de convivencia, enseñanza de resolución pacífica de conflictos, identificación de factores de riesgo dentro y fuera de los hogares, la escuela; ahora las familias y las escuelas se quedan sin esos aportes”, expuso David Calderón, presidente de Mexicanos Primero.

Añadió que lo aprobado en el PEF 2021 en materia educativa deja a millones de estudiantes atrás en aprendizaje, en sus derechos y oportunidades de desarrollo.

“El discurso de apoyo a las comunidades con mayor rezago y vulnerabilidad no es compatible con la desaparición de un programa desarrollado para escuelas ubicadas en zonas con alto nivel de violencia social. Hoy que la violencia comunitaria ha sido identificada como un factor que contribuye a la desigualdad social es necesario darle continuidad a este programa”, añadió.