* MARU LE PINTA SU RAYA A AMLO
*MUCHA CONFIANZA A CRUZ
*LA GROSERÍA A LA GOBERNADORA
Maru Campos demostró temple, frente a un empoderado presidente, en el corazón de su mañanera.
Le espetó la gobernadora de Chihuahua a don Andrés Manuel López Obrador el pasado viernes en Juárez, que entre ellos no puede caber la confrontación, la violencia, la indolencia, ni la omisión.
Son cuatro palabras clave, de las cuales sólo la primera es digamos “suave”, porque se entiende que busca llevar la fiesta en paz, sin embargo, las otras tres son señales de que no se va a dejar, a pesar de que sea el máximo gobernante del país.
Ya aguantó Maru bastante con los abuso de Javier Corral, cuando ella fue alcaldesa de la capital y el tipo gobernador del estado. Luego soportó la andanada de ataques mientras se definía candidato del PAN a la gubernatura, ya que Corral quería a toda costa a Gustavo Madero y ella también la buscaba, por lo que la actual gobernadora le puso una arrastrada a ambos sujetos en la votación interna.
Así que de una vez quiso marcar su raya con AMLO, antes de que se le ocurra alguna grosería desde lo alto.
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En contra parte, AMLO le quiso hacer al gracioso, al hacer creer que Maru anda quedando bien con él, a pesar de sus diferencias ideológicas.
La gobernadora ha dejado en claro en varias ocasiones, que la ideología de AMLO se contrapone a la suya.
Así que el hecho de que dijera que: “Ahora está malita de la derecha, me da gusto porque está muy bien de la izquierda”, no es otra cosa más que querer darle una cachetada con guante blanco, pero no se ve que la gobernadora sea de las que se amedrenten.
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A su vez, el presidente de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, digamos que fue conciliador, al publicar una foto con ambos personajes, donde le puso que era el equipo de la transformación de Juárez.
Por cierto que el alcalde estuvo como parte de la mesa principal de la mañanera, en el templete.
AMLO dijo de él que le tenía mucha confianza.
Juan Carlos Loera de la Rosa no apareció en primera línea y anduvo en la comitiva, pero sin figurar, sin ser apapachado, como antes.
