*REESCRIBEN LAS REGLAS DE LA POLÍTICA
*JÁUREGUI LE METE GALLETA A SU ASPIRACIÓN
*SE PONE BELICOSA LA SHEINBAUM CONTRA EL MASTODONTE
El estado de Chihuahua está politizado como nunca. Ni siquiera parece que sean las precampañas, sino las campañas ya directas.
La raza anda mega acelerada, porque andan nerviosos de que vayan a quedar rezagados y prefieren pecar de hiperactivos.
Según los que saben, hay un proceso para ganar las elecciones, porque se supone que hay un desgaste y no necesariamente el exponerse lo más que se pueda, reditúa en el máximo de votos.
Lo que si es muy cierto es que no sólo de popularidad se gana.
Hace falta tejer un cuadro de relaciones y tener los recursos suficientes para aceitar las estructuras.
Sobra decir que también es necesario saber de procesos electorales, de cómo operar equipos exitosos, de cómo aterrizar en campo lo que en ocasiones sólo es una quimera.
Definitivamente falta mucho, así que es una carrera de resistencia, no de velocidad.
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Uno de los que piensan que va en caballo de hacienda rumbo a la candidatura de la ciudad de Chihuahua es César Jáuregui y esto porque trae la bendición de Palacio de Gobierno.
Anda como pez en el agua el fiscal general, grillando a todo lo que da.
Más que abogado del estado, Jáuregui es un animal político, que siente que ha llegado su gran momento.
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Ante la amenaza de Donald Trump, de subir los aranceles un 25 por ciento a las importaciones mexicanas, en lugar de provocar un diálogo con Claudia Sheinbaum, lo que provocó fue una aparente reacción encendida de parte de la presidenta.
Se puso bravucona y retó al güero a una pelea de tú a tú.
Seguramente eso no amedrentará al próximo presidente de Estados Unidos, sino que más lo provocará y a ver como les va a los mexicanos.
Afirman que la dama no actúa sola, por su cuenta, sino que ha seguido recibiendo órdenes sobre su comportamiento.
Continúa el aparente presidencialismo de AMLO, pero tras bambalinas.
Pobre Sheinbaum, con esa sumisión a la que la han obligado, aunque es peor el asunto, de tal manera que los que pagarían los platos rotos serían los mexicanos en general.