El ‘cristal’ fue su perdición

Teófilo Alvarado

Niños y adolescentes de Ciudad Juárez que se han visto involucrados en el consumo de drogas, narran que pudieron sobrellevar el uso de sustancias como el tabaco y la marihuana, pero con el cristal ya no pudieron y fue su perdición.

En una investigación periodística, se encontró que adolescentes que actualmente están internados en centros de rehabilitación de esta ciudad, describen que los sueños de grandeza que tenían cuando eran niños, quedaron casi sepultados, por culpa de las metanfetaminas.

Tres de dichos menores de edad, narran sus experiencias: uno quería ser bombero, otro arquitecto y otro diseñador de robots, pero ahora se conforman con estar vivos, porque la metanfetamina les robó los anhelos, la dignidad y a las personas que los amaban.

Ahora, encerrados en cuatro paredes para no causar más daño, poco a poco recuperan la esperanza y piden sólo una cosa: poder abrazar a su familia.

Aceptan de buena gana dar sus testimonios, pero prefieren que sus nombres se mantengan en reserva, por eso se les asigna uno ficticio. Su edad es la real. Se presentan en el orden en que fueron realizados los diálogos entre ellos y el periodista.

FABIÁN. 16 AÑOS.

¿De niño cuál era su sueño?

Yo quería ser un arquitecto y estar bastante tiempo con mi familia. Llegar a ver a mis padres ya viejos y yo estar a gusto en la casa.

¿Recuerda alguna campaña donde le hayan dicho que usar droga era malo?

Si.

¿Y qué paso, por qué no sirvió en su caso?

En la secundaria recuerdo que me decían de la marihuana, de la cocaína, todo lo que afectaba, pero en ese tiempo ya andaba consumiendo y yo por no querer hacer caso pues seguí consumiendo, hasta que consumí el cristal.

¿Cómo llegó a eso?

Ese día me peleé con mi madre, tuvimos una conversación conflictiva, yo me enojé, le dije ‘sabes qué, ya me voy, ya no quiero estar discutiendo, prefiero evitar problemas vengo más tarde’.

¿Por qué fue esa pelea?

Porque mi mamá empujó a mi hermano y traté de defenderlo y mi mamá también es como yo, muy conflictiva.

¿Y luego qué pasó?

Entonces salí, me fui con mis compañeros de ahí de la colonia, estaba con ellos ahí y les dije que tuve un pleito y me dijeron que si lo quería olvidar, y contesté que sí, porque la verdad sí me afectó. Uno me dijo ‘vamos ahí a la casa, pasamos por dinero y te voy a llevar a un lugar’. Entonces fuimos a la casa de ese compañero en adicción y fuimos con el vendedor, compró cristal y fuimos a una tapia, yo pensé que era cocaína, porque la veía como piedritas y prendí un cigarro, me dijeron toma, ´fúmale ¿o lo quieres inhalar?’, y contesté que de los dos, lo inhalé y lo fumé, y de ahí en adelante ya no paré.

Nomás paré tres meses pero volví a recaer, por conflictos.

¿Estudiaba en ese tiempo?

No, ya había dejado la secundaria. Iba a pasar a segundo.

¿Cuándo empezó a usar el cristal cambió más su vida?

La verdad que sí, empezaron más conflictos con mi familia, la ley me empezó a parar, me decían: ‘mira guey andas en la calle mucho, ¿qué quieres en la madrugada?’. Andando uno loco, al menos a mí me daba por caminar en las noches, yendo a la tienda de conveniencia a comprar cigarros. Así me la pasaba, me llevaban a la estación de policía. Entonces iba mi mamá y empezaban los pleitos, de que andaba mal, me empezaba a gritar y no me gustaba porque saca tus impulsos. Hace que te enojes más rápido. Y de esa manera cambió mucho mi vida.

También con mis padres. Mi moral cambió, mis sentimientos, ya no hablaba ni me juntaba con mi familia, demasiados problemas con mi mamá.

¿Qué es lo más doloroso de todo esto que ha vivido?

El haber maltratado a mi mamá. La maltraté mucho. Gritándole –dice con voz muy baja-, dos o tres ocasiones la llegué a golpear –menciona con un nudo en la garganta, tratando de contener las lágrimas-. De todo eso me arrepiento.

¿Ya todo está perdido?

La verdad no, sigo teniendo esperanzas. Allá afuera sí pensaba eso, pero llegué aquí (al centro de rehabilitación) y ya no pienso eso.

¿Cuánto tiene aquí?

Seis meses.

¿Alguien que quiere evitar que sus hijos prueben la droga qué debe hacer?

A mí me sirvió que me trajeran a este lugar, a internarme, pero en mi caso ya era adicto, porque esa sustancia sí hace que te aferres a consumirla, porque allá afuera si te paran los policías y te hagan lo que te hagan vas a seguir consumiendo. A menos de que ya no estés contaminado, y de esa manera empieces a abrir tu mente y empieces a pensar.

¿En su punto más alto de consumidor de cristal, en qué pensaba que iba a terminar su vida?

No pensaba casi, yo vivía al día, pero sí me imaginaba en ser narco, pero no llegué a serlo.

¿Y ahora que ya pasó ese proceso, cuáles son sus sueños?

El mejor sueño que he tenido en estos momentos es estar con mi familia, es lo que más deseo ahorita.

¿Qué desea agregar?

Es feo esto, no lo quiero volver a pasar, pero a veces uno si batalla la verdad. Me llega la negatividad y me pregunto que por qué estoy aquí, pero ya con el tiempo aprendí a controlarlo, a ser más positivo.

ARTURO. 17 AÑOS.

¿De niño cuál era su sueño?

Me gustaban los robots, me imaginaba construirlos yo mismo. Después me di cuenta que mis tíos viajaban a otras ciudades y yo quería hacer lo mismo.

¿Recuerda alguna campaña donde le hayan dicho que usar droga era malo?

Si.

¿Y qué paso, por qué no sirvió en su caso?

Lo mío fue repentino, no sé.

¿Cómo llegó a eso?

Por las malas compañías, cuando uno deja de estudiar ya la mente empieza a trabajar y por buscar aceptación fue como empecé a drogarme, por sentir que alguien me protegiera. Las personas con las que me juntaba se drogaban y por estar con ellas pues lo tuve que hacer.

¿Cómo era la relación con su familia?

Era bien, todo iba bien, lo mejor posible, convivíamos demasiado, éramos muy apegados, pero después de que empecé a consumir todo se fue disminuyendo, ya faltaba a la casa, empezaba a afectar, a pelear más con ellos, les empezaba a gritar, a desobedecer.

Mi vida empezaba a ser ingobernable y también empezaba a robar las cosas de la casa, conforme fue pasando el tiempo con la adicción también fui perdiendo a familiares, conforme se iban dando cuenta de todos los problemas que ocasionaba, pues todas las cosas que me robaba las tenía que pagar mi mamá o mi papá.

¿Empezó con tabaco?

Si. Una cosa te lleva a la otra. El tabaco me llevó a la marihuana y ésta al cristal.

¿Lo peor fue el cristal?

Sí, porque fue cuando empecé a robar, ya no quise ir a trabajar, empezaba a alucinar cosas, que me perseguían, que me querían matar mis propios amigos. Te dan delirios de persecución.

¿Qué es lo más doloroso de todo esto que ha vivido?

El daño que le ocasioné a mi familia, de no saber valorar las cosas, perderle el sentido a la vida, primero era vivir para drogarme. Ya me drogaba porque mi cuerpo lo pedía, no era porque yo quisiera.

Sino que ya simplemente mi cuerpo sin la droga ya andaba todo débil y la malilla era la que me obligaba otra vez a drogarme. Yo ya no quería. Pero eran tan fuertes los dolores que tenía que usarla a fuerza.

¿Ve las cosas diferentes?

Si, ya le encontré un sentido de vida, ¿porque tengo que seguir vivo no?, porque es una sustancia que no tiene ni pies ni cabeza, no me busca ella sino que yo la busco a ella.

Ya vi que sin la droga puedo vivir, ya no tengo porqué seguir drogándome.

¿Qué debe hacer alguien que quiere diseñar una campaña de prevención de adicciones?

Traer a los chavos a los centros de rehabilitación, para que vean cómo llegan las personas, qué daños traen cuando uno viene para acá.

Uno no valorar las cosas allá afuera, hasta que no tiene las consecuencias. Como uno no cree en esas campañas de prevención, por eso no les hace caso. Aquí es donde deben ver cómo puede uno acabar al consumir droga.

¿Ya todo está perdido?

No, porque estoy vivo. Sigo de pie, todavía tengo mucha vida por delante, todavía no pierdo a mi familia, tengo que salir adelante.

¿Cuándo los vio por última vez?

La semana pasada.

¿Cómo se siente?

Bien, quiero pasar bastante tiempo con ellos, porque antes los tenía pero no los buscaba y yo sentía que ellos se alejaban de mí, pero no, uno es el que se aleja de la familia.

¿Sigue teniendo sueños? ¿en qué va a parar su vida?

Tengo que sacar adelante mi familia, mis hijos.

¿Tiene hijos?

Sí, tengo uno de un año y mi esposa está embarazada. Eso es mi gran motivo, por el cual debo de seguir vivo y salir, echarle ganas allá afuera.

¿Qué más quisiera decir?

Que no caigan en las redes de las drogas, porque uno lo ve como simple diversión y al último anda dando uno ya todo por una sustancia que no tiene voz, pero uno la hace realidad.

ALONSO.14 AÑOS.

¿De niño cuál era su sueño?

Quería ser bombero, cuando tenía como ocho o siete años, pero con el transcurso del tiempo ya se me fue quitando. Se me fue olvidando.

¿Recuerda alguna campaña donde le hayan dicho que usar droga era malo?

No.

¿Cuándo empezó a usar drogas?

En quinto de primaria.

¿Si usted pudiera hacer algo para evitar que otros usaran drogas que haría?

Les diría que le echen ganas, que las drogas son malas, que no te llevan a nada bueno, nomás a dejarte perdición, al fracaso.

¿Platicaría pues con ellos?

Si.

¿Cuánto tiene aquí?

Dos meses y medio.

¿Se siente maduro?

Realmente no, yo me siento conforme con la edad que tengo.

¿De qué es de lo que más se arrepiente?

De haber tomado el camino de las drogas. Haberle destruido las ilusiones a mi madre.

¿Y qué piensa hacer si sale?

Primeramente quedar bien con mi madre y echarle ganas en lo que cabe.

¿Sus sueños no murieron pues?

Po’s (hace una larga pausa) una parte sí, pero pues ya como que siento que si puedo volver a cumplir esos sueños.

¿Por qué una parte de sus sueños murieron?

Porque ya no quería, pero conforme a cuando llegué (al centro de rehabilitación) dije sí se puede todavía y todavía volvieron a renacer esos sueños.

¿Qué fue lo peor que hizo?

Faltarle el respeto a mi mamá. A robarle. A gritarle, a no llegar a la casa a dormir.

¿Dónde se quedaba?

Con mis primos allá en sus casas.

¿Quién le ofreció la droga por primera vez?

Mis primos.

¿En 20 años como se visualiza?

Quiero tener mi familia, quiero tener una casa, ser alguien útil, alguien de bien. Sacar a mi madre adelante.

¿Piensa seguir estudiando o trabajando?

Estudiar no sé, pero sí me gustaría salir a trabajar. Estudiar pues ya no, porque no me gusta estudiar la mera verdad.

¿Algún oficio?

Si, algo que me sirva de bien para cuando esté más grande –dice el adolescente de 14 años, cuya estatura corresponde a uno más pequeño, como de 11 años, aunque su rostro refleja dureza-.

BARATA PERO VENENOSA

Según la Mesa de Prevención de las Adicciones, en Ciudad Juárez se ha incrementado el consumo del cristal hasta en un 60 por ciento en el último año, en adolescentes de entre 12 y 14 años de edad

Asimismo, de acuerdo a los Centros de Integración Juvenil, el uso del cristal en el estado de Chihuahua, se disparó desde el año 2013 al 2017, en un 500 por ciento, sobre todo a raíz de que los cárteles de Sinaloa y de Juárez comenzaron a comercializarla con mayor amplitud.

Según los testimonios de los consumidores, esta nueva droga supera a la cocaína, mariguana y heroína en adicción y es atractiva para los jóvenes, porque las dosis les cuestan de 50 a 100 pesos, pero los efectos les duran hasta tres días.

Según la Fundación por Un mundo Libre de Drogas, la metanfetamina de cristal es una sustancia química sintética (hecha por el hombre) a diferencia de la cocaína, que por ejemplo, proviene de una planta.

La metanfetamina comúnmente se produce en laboratorios ocultos e ilegales mezclando distintas formas de anfetamina (otra droga estimulante) o sus derivados, con otros químicos para aumentar su potencia.

Las píldoras comunes para el resfriado se usan a menudo como base para producir la droga.

El “cocinero” de metanfetamina extrae ingredientes de esas píldoras y para incrementar su poder combina la sustancia con químicos tales como ácido para baterías, limpiador de desagües, combustible para linternas y anticongelante. Veneno puro.

A los cárteles de las drogas les resulta también más barato la producción del cristal, ya que además pueden hacerlo en cualquier cochera o cuarto de Ciudad Juárez, sin que las autoridades puedan descubrirlos y sin que tengan que arriesgarse a transportarlo desde otros países o estados de la república mexicana.

A decir de encargados de centros de rehabilitación, son los menores de edad quienes más fácilmente aceptan esta nueva droga, porque los adultos ya están enganchados con cocaína, marihuana o heroína.

Juan Manuel Vega Hinojos, director del Centro de Rehabilitación S.A.A.D.A.R., explica que el panorama que viven los niños y adolescentes adictos es muy triste, ya que dicha sustancia los puede conducir a la cárcel o al panteón en el peor de los casos.

“Les roba importantes años de la flor de su vida, cuando debieran estar estudiando, forjando sus sueños”, dice.

Sin embargo tiene fe en que con el compromiso de autoridades, instituciones civiles y maestros, pero sobre todo padres de familia, los jóvenes podrán retomar su camino y recuperar su vida.