Académicos de la UNAM plantearon que falta ver lo peor en la guerra entre Rusia y Ucrania tomando en cuenta que las implicaciones van más allá de la región de Europa no sólo en los términos económicos sino geopolíticos.
Durante el Seminario Universitario de Culturas del Medio Oriente, el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales, Carlos Martínez Assad, destacó que si algo está demostrando la invasión rusa en territorio ucraniano es la interdependencia del mundo global.
Señaló que Rusia y Ucrania representan 23 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y aceite de girasol por lo que su suspensión deriva en una vulnerabilidad para Asia, África y Medio Oriente, incluso en el continente americano. Tan es así que en México, empresas como Bimbo han reportado pérdidas por ocho mil millones de pesos por esta causa.
En este contexto agregó que la guerra dificultará el suministro de trigo al mundo árabe, afectando principalmente a Egipto, Yemen y Líbano, donde ya se enfrenta un problema de seguridad alimentaria y se ha comenzado el racionamiento de harina.
En Turquía, además, se resiente la guerra en el sector turístico, donde hay pérdidas por cinco mil millones de dólares.
Las consecuencias pueden ser tremendas para varios países de esa región; incluso Europa en este momento no tiene garantizado el suministro de gas”, dijo el emérito.
Por su parte la analista política internacional Brenda Estefan alertó que un momento donde la seguridad alimentaria ya estaba en crisis por los efectos del cambio climático, los conflictos regionales en Medio Oriente y las guerras en Siria y Yemen, podría complicarse por el aumento del precio del trigo.
Además, mencionó, que algunos países tienen una posición complicada entre lo que está sucediendo en Ucrania, y sus intereses geopolíticos, económicos y militares con Rusia.
Por ejemplo, Siria ha servido de campo de entrenamiento para el ejército ruso y de escaparate de su armamento, e Israel es proveedor de tecnología militar para el ejército ruso.