‘Fui CEO de Grupo Imperial, en sector dominado por hombres’

En 1992 Angélica Fuentes asumió la dirección ejecutiva del Corporativo Grupo Imperial, la compañía de gas natural más prominente del norte del país. En este camino, la egresada de Finanzas por la Universidad de El Paso y quien inició su carrera con 21 años, fue conocida en la industria como La Reina del gas. Actualmente la empresaria, quien ha incursionado en distintas industrias se encuentra promocionando Dos millones de huevos, libro que, espera, sea un referente para quienes quieran entrar el terreno de los negocios.

¿Cómo observa el panorama del sector energético en el país?

El gas LP y sobre todo el natural viven un momento estratégico en la transición de energías fósiles a renovables; el gas LP es un recurso indispensable para desplazar el uso de combustóleo y carbón; el gas natural lo es en la generación de electricidad, con una demanda creciente y constante. El gas es un recurso clave para la industria.

Sin embargo, es momento de apostar por las energías renovables, no podemos seguir dependiendo solo de las energías que vienen de las fósiles. La nueva normalidad urge a nuevos cambios, necesitamos sistemas modernos para un mundo nuevo.

Ha estado en diferentes industrias, ¿qué es lo que ha aprendido de cada una de ellas?

Que hay ciertos elementos que, independientemente del giro, siempre funcionan para mejorar el desempeño de una empresa: armar un gran equipo, creer en la gente, apoyar a las mujeres para que encuentren su empoderamiento brindándoles las oportunidades necesarias para que sigan desarrollando su talento y alcancen un mayor desarrollo profesional; debemos apoyarlas para que ocupen los puestos ejecutivos donde se toman las decisiones. También he aprendido lo importante que es predicar con el ejemplo y que la constancia y disciplina nunca fallan.

¿Cuál ha sido el momento más crítico como empresaria?

Cuando tuve que tomar decisiones muy difíciles, como recortar una cantidad importante de puestos directivos con el fin de maximizar la productividad y los rendimientos de la empresa. Otro momento crítico fue cuando asumí la dirección de Grupo Imperial siendo entonces la primera CEO de la empresa, en un sector dominado por hombres. El haber sido capaz de imponer orden y ganar respeto marcó para siempre mi carrera.

¿En qué momento decide salir de la dirección ejecutiva de Grupo Imperial?

Fueron 20 años en la empresa. Más que una salida, lo considero una evolución en mi carrera como empresaria. Quería nuevos retos y poder aplicar lo que había aprendido en el grupo, en otras empresas y proyectos.

¿Qué sentiste al dejar una compañía en la que estuviste por dos décadas?

Que en la vida hay que saber darle vuelta a la página cuando has cumplido con lo que te propusiste, saber cuando un capítulo debe cerrarse para empezar otro nuevo. Tenía los conocimientos y las ganas de emprender nuevos proyectos y así lo hice.

¿Logró los objetivos que tenía? Se habla de que tras su llegada el proyecto del estadio Omnilife tomó forma y se aceleró, ¿es cierto?

Sin duda, fue lo correcto. Uno no avanza si se mantiene en el mismo lugar donde el conocimiento personal/profesional ya no sigue creciendo. Más que el proyecto del estadio, diría que se hizo posible el proyecto de un grupo empresarial rentable. Hubo muchísimas decisiones difíciles en el camino, pero Chivas-Omnilife-Angelíssima llegó a estar valuado por encima de los mil 200 millones de dólares en 2014. Logré objetivos, se interpuso una historia personal por demás conocida, no me arrepiento de nada, sé lo que hice y lo que fortalecí al grupo y le he dado vuelta a la página.

¿Cómo enfrentó las críticas tras el despido de alrededor de 30 directivos en la empresa?

Cada crítica me hacía sentir más segura de mi decisión. Muchos de ellos calentaban la silla, como decimos popularmente, a un costo altísimo para el grupo. Ser director de una empresa no es un concurso de popularidad, es tener una responsabilidad a largo plazo y tomar decisiones difíciles.

¿Omnilife fue un punto crítico en su desarrollo empresarial?

Sin duda. Demostré mi capacidad de administrar, de saber ser líder a través de estrategias muy bien analizadas y claro, aprendí mucho y tuve grandes satisfacciones. Hoy estoy en otra ruta.

Estoy trabajando en una financiera que rompe barreras de entrada al financiamiento, especialmente para aquellas mujeres que quieren emprender, y participo como socia en BanQu, una plataforma global con presencia en más de 40 países, la cual ahora está incursionando en Colombia, México, Ecuador, Brasil y Perú, que permite construir trazabilidad en las transacciones de la base de la pirámide de ingreso; es decir, que los trabajadores, a pesar de su condición de pobreza y formar parte de cadenas de suministro, tengan visibilidad financiera y con ello acceso a la banca, al crédito; es un pasaporte económico que le cambia la vida a las personas.

¿A quién va dirigido Dos millones de huevos?

A mujeres que han pasado momentos muy difíciles de abuso, violencia, misoginia. Este libro lo escribí para ellas, para que sepan que no están solas, y que superar las barreras de género depende de encontrar nuestra propia voz, nuestro propio poder, y de ser capaces de ayudar a otras a hacerlo. Eso es lo que quiero con Dos millones de huevos.

También, y muy importante, va dirigido a mis hijas, quienes no me acompañaron durante una gran parte de mi vida. Quiero que a través de mi libro conozcan a su mamá, que tengan un testigo por escrito en el que expongo en cada letra la verdad, con la valentía, la misma con la que espero que algún día ellas asuman su propia vida.

¿Imaginó ser de las 10 mujeres más influyentes del mundo empresarial del país?

Mentiría si dijera que no. Desde niña quise abrir un camino para bien en mi entorno, y hoy sigo esforzándome por hacerlo. El tema es para qué utilizas esa influencia, en mi caso, estoy participando en iniciativas globales contra el cambio climático a partir del empoderamiento de niñas y mujeres, también soy miembro del consejo de GirlUp, un movimiento impulsado por Naciones Unidas que posiciona a las adolescentes como líderes del movimiento por la equidad de género.

Girl Up apuesta por el poder que tienen las niñas para cambiar el mundo, y a menudo se desaprovecha, las ayuda a encontrar su poder interior para potenciar sus habilidades, derechos y oportunidades en todas partes. La influencia sin causa solo alimenta el ego. La influencia con causa da el poder de generar cambios positivos a favor de la sociedad en su conjunto. Necesitamos a más mujeres poderosas, seguras, capaces de influir en su entorno económico y social, que caminen al lado de hombres que se sepan igual de valiosos y quieran hacer la diferencia y transitar hacia ese equilibrio tan necesario para la humanidad (Milenio).