Ciudad de México.– El pasado viernes 9 de julio, alrededor de 25 millones de alumnos de educación básica concluyeron el ciclo escolar 2020-2021 a distancia, con la incertidumbre sobre si el próximo ciclo lectivo seguirá siendo remoto o se retomará, por fin, la presencialidad. Pero sobre todo, con la incertidumbre de cómo afectará su aprovechamiento escolar en el camino de vida.
Se calcula que tan solo en 2020, en el contexto de la pandemia de covid-19, los estudiantes pudieron haber reducido medio año su escolaridad, lo que hará caer el progreso educativo de nuevas generaciones respecto a las de sus padres.
Así lo indica el estudio La educación ante la pandemia de covid-19. Vulnerabilidades, amenazas y riesgos en las entidades federativas de México, elaborado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el cual arrojó que la reducción en la movilidad educativa puede llegar al 33 por ciento.
El autor del reporte, Rodolfo de la Torre, director de desarrollo social con equidad del CEEY, explicó que esto significa que en México regularmente los hijos suelen superar en al menos dos años de escolaridad a los padres, pero los rezagos por la pandemia harán disminuir en medio año esta posibilidad.
“Típicamente la escolaridad en el país llega a los 9 años, esto es la conclusión de la educación secundaria para los padres, entonces los hijos solían tener dos años más, por lo que alcanzaban la preparatoria. Ahora, lo que ocurrirá es que los jóvenes dejarían trunca la prepa, tendrían escolaridad menor a educación media superior, lo harán para incorporarse al mercado de trabajo y esto redundaría en trabajos en la informalidad, lo que invariablemente afectará el resto de su vida”, abundó.
Sin aún datos oficiales sobre el abandono escolar, las consecuencias sobre la educación de millones de niñas, niños y jóvenes por el cierre de las escuelas en el país durante más de un año y cuatro meses, aún se desconocen. Sin embargo, este estudio podría dar un panorama general de lo que está ocurriendo en 2021.
“Faltan tener los datos del cierre de este ciclo, pero nos da una idea de lo que puede estar ocurriendo en 2021, porque el abandono escolar se va a seguir dando por la situación económica del país, derivada de la pandemia de covid-19”, consideró el especialista.
Un rezago educativo que de no atenderse de inmediato será como una bola de nieve.
“Los jóvenes que en este momento están abandonando la escuela, cuando en unos 7 o 9 años se conviertan en padres, estos jóvenes van a arrastrar un déficit educativo que va a tener impacto en sus hijos”, señaló.
Situación que también tendrá un componente de gravedad por razones de género. Las mujeres que abandonan la educación media superior, van a llegar a tener su primer hijo cerca de los 21 años y con menos herramientas educativas para lidiar con la atención de los hijos, manutención y proyecto de vida.
“El mayor progreso educativo en las últimas décadas lo habían presentado las mujeres, lo que está ocurriendo con el abandono escolar les afectará más, porque en muchas familias persiste la creencia que hay que invertir menos en educación para ellas o bien que son para las tareas de cuidado, y en situaciones de crisis económica se toman decisiones discriminatorias que afectan más a las mujeres”, lamentó.
El estudio también advierte que las entidades federativas con indicadores de mayor riesgo a su desempeño educativo debido a la pandemia son las que más tienden a transmitir los logros o las adversidades educativas de una generación a otra.
En este sentido, San Luis Potosí, Zacatecas, Querétaro, Hidalgo, Jalisco y Chihuahua son las entidades federativas que más podrían reducir su movilidad educativa por la combinación de los riesgos derivados de la pandemia y la desigualdad de oportunidades provenientes de las condiciones educativas de origen.
En tanto, Chiapas, Sinaloa, Tamaulipas, Campeche, Veracruz y Oaxaca presentan una combinación de riesgo al desempeño educativo y desigualdad de oportunidades que colocan a estas entidades federativas con menos posibilidades de reducir la movilidad educativa futura.
Por ello si bien se habla de la importancia socioemocional de volver a las aulas, el resarcimiento de los rezagos y los costos potenciales de la pandemia deberá contemplar más allá de la simple reanudación de clases presenciales, y concentrarse en atender los rezagos educativos acumulados y las mayores desigualdades generadas.
Frente a estas diferencias, el reporte indicó que la autoridad educativa debe centrar la reactivación del sistema educativo en la recuperación del rezago en aprendizaje que ha generado la pandemia.
“El regreso seguro a las aulas no basta. Compensar los daños por la disrupción en la enseñanza requiere creatividad, como la desplegada en algunas entidades federativas. Los rezagos educativos y su gran desigualdad ameritan replantear el significado del regreso a clases presenciales más allá de la seguridad sanitaria, como la oportunidad de rescatar posibilidades de movilidad social mediante el fortalecimiento del sistema educativo” recomendó.
Contrastes al final de ciclo escolar
El cierre de ciclo escolar 2020-2021 no fue igual para todos. Mientras unos estudiantes tuvieron cierre de curso simbólico a distancia, algunos otros ni se despidieron de docentes y compañeros.
En agosto de 2020, Santiago Cocoletzi Hernández, de 7 años, inició el segundo grado de primaria con un saludo a su grupo y maestra a través de la pantalla.
El pasado viernes, concluyó el año escolar también con una felicitación a través de la computadora y con un diploma, enviado por la maestra, que su madre le pudo imprimir. Los abrazos fueron imaginarios, digitales.
El estudiante del Instituto Guillermo Marconi en Ciudad de México, institución privada, tuvo oportunidad de generar mayor interacción con sus docentes y compañeros debido a que contaba con una computadora y el apoyo de su mamá, además de que la atención se daba a grupos reducidos. Aunque asegura que aprendió mucho, sigue extrañando la interacción física.
“Mi graduación está vez fue en línea, nos dieron un diploma y las mises nos dijeron palabras bonitas. Me sentí bien, pero algo raro porque es como si viera a mis amigos en la vida real, pero no los veo en la vida real, los veo en línea”, expresó.
Para Asael Hernández la historia fue distinta, concluyó primer grado de secundaria en una institución pública, en la que algunas ocasiones los maestros faltaban a clases.
“No tuve graduación. Incluso, algunos maestros se ausentaron antes de terminar la semana, solo fue entregar trabajos. Siento que no aprendí mucho porque en ocasiones cuando me tocaba clase, era una hora en la que los maestros en lugar de explicarnos, se la pasaban reclamando y evidenciándonos como alumnos”, relató.