Tiene Chihuahua más alto porcentaje de embarazo adolescente del país

Ciudad de México.- En México, 17 de cada 100 nacimientos provienen de mujeres adolescentes menores de 20 años y la problemática se acentúa en estados como Chihuahua, Guerrero y Coahuila donde se registran por lo menos 19 nacimientos, de acuerdo con cifras del Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Cifras del instituto revelan que en 2019 se contabilizaron 2.1 millones de nacimientos, de los cuales 16.3 por ciento correspondieron a mujeres adolescentes entre 15 y 19 años; además, ocurrieron alrededor de 8 mil 500 nacimientos entre las menores de 15 años, equivalentes a 0.4 por ciento del total.

En Chihuahua se registra el mayor porcentaje de embarazos adolescentes del país, lo cual deriva en que 19.8 por ciento de los 59 mil 797 nacimientos que se reportaron en la entidad gobernada por el panista Javier Corral.

A pesar de ostentar la mayor tasa de maternidad infantil, en este estado fronterizo se observa una disminución sostenida de la prevalencia de nacimientos registrados de madres adolescentes, pues en 2017 la tasa era de 21.4 por ciento; mientras que en 2018 se ubicaba en 20.4 por ciento.

Durante el paso de la década pasada, el porcentaje de nacimientos por parte de madres menores de 19 años ha visto una caída de 3.2 puntos porcentuales; ya que el Inegi revela que en 2010 23 de cada 100 bebés recién nacidos tenían una madre adolescente.

En Guerrero se presenta un porcentaje similar al de Chihuahua, pues 19.7 por ciento de los nacimientos en la entidad son registrados por mujeres que no han cumplido los 20 años.

Sin embargo, la tasa de este tipo de nacimientos registra un nivel estable en los últimos cuatro años con registros similares. En 2016 la tasa de embarazos adolescentes era de 19.8 por ciento, para 2017 el índice descendió a 19.6 por ciento y un año después cayó en 19.5 por ciento.

La tendencia a la baja que se registraba en esta entidad se vio cortada en 2019 para quedar en un nivel similar de 19.6 por ciento que se registró en el primer año de la década pasada.

Otro estado del norte con altos índices de nacimientos registrados de madres adolescentes es Coahuila, pues 19 de cada 100 recién nacidos en 2019 tienen una madre menor de 20 años.

En el estado gobernado por Miguel Ángel Riquelme se observa un descenso sostenido en el porcentaje de embarazos adolescentes desde 2012 cuando se 23.1 de los nacimientos provenían de una madre menor de 20 años.

En un lapso de ocho años las políticas de salud públicas han podido reducir 4.1 puntos porcentuales de índice de este tipo de nacimientos, lo que representa la mayor cantidad entre los países con mayor incidencia del país.

En un peldaño menor se ubican otras entidades que registran tasas mayores a los 18 puntos porcentuales: Chiapas (18.8), Durango, Tlaxcala, Veracruz (18.6 cada uno) y Puebla (18.4).

Al otro extremo de la lista se ubican las entidades con menor porcentaje de embarazos adolescentes, donde destacan los casos de la Ciudad de México, Baja California Sur y Querétaro que registran tasas de 12.3, 13.9 y 14.2 por ciento, respectivamente.

Pese a la disminución que se ha visto año con año en los nacimientos provenientes de madres adolescentes, el Consejo Nacional de Población (Conapo) calculó que los embarazos adolescentes se incrementaron 20 por ciento durante la pandemia, lo que representa 145 mil 719 embarazos no deseados entre las mujeres de 15 a 19 años.

De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), los costos socioeconómicos del embarazo adolescente y la maternidad temprana comienzan con un logro educativo menor, mientras que las mujeres que fueron madres en edad adulta tienen mayores niveles de escolaridad superior, las que experimentaron un embarazo antes de los 20 años apenas 3.8 por ciento llegaron a dicho nivel educativo.

Ya en el ámbito laboral, las mujeres jóvenes con hijos perciben ingresos inferiores, pues ingresan 31.6 por ciento menos dinero que una mujer que no ha dado a luz. Además, las madres adolescentes tienen trabajos más precarios, pues 67.4 por ciento de ellas nunca ha cotizado en las instituciones de seguridad.