Traficantes de personas organizan con brazaletes derecho de cruce del Río Bravo

Como una innovación en la industria de tráfico ilegal de personas, los polleros han recurrido a utilizar brazaletes plásticos de colores para marcar el “derecho de cruce“ para migrantes en el Río Bravo. Los brazaletes llevan escrito el nombre de la persona, un número de serie y hay pulseras de diferentes colores.

Un agente de Border Patrol explicó a MILENIO que grupos de traficantes se reparten el trabajo distribuyendo el número de migrantes por colores. La clasificación de los migrantes demuestra la sofisticación de las organizaciones criminales. Algunos brazaletes tienen impresa la palabra entregas y otros llegadas.

En las orillas del Río Bravo y entre el monte en la ciudad de Roma, Texas es posible ver cientos de los brazaletes plásticos rojos, azules, verdes, grises, morados, verdes, negros amarillos fosforescentes y blancos tirados en el piso o atorados entre la maleza.

En las últimas semanas Roma, en Texas, una ciudad de 10 mil habitantes, se ha convertido en un centro de desembarco ilegal de cientos de centroamericanos, principalmente mujeres y niños, que huyen de la violencia, la pobreza y falta de oportunidades.

—¿Por qué les ponen las pulseras?— le preguntamos a uno de los polleros que de manera mecánica va y viene de un lado al otro del Río Bravo con entregas de migrantes.

—Para que los puedan dejar bajar para acá para el río. Cada uno hace su trabajo nada más para ayudarle a la gente, responde el joven quien diariamente cruza alrededor de 100 personas, en su mayoría niños y mujeres desde Tamaulipas.

Los centroamericanos tienen instrucciones precisas de deshacerse de la pulsera en cuanto tocan suelo estadunidense y antes de entregarse a la patrulla fronteriza.

—¿Desde hace cuánto empezaron con las pulseras?, le pregunto al balsero en uno de los muchos viajes que realizó durante la madrugada.

—No tiene mucho, tiene poquito, unos tres meses— dice dicharachero a diferencia de otros polleros que rehuyen las preguntas ante la cámara de televisión.

—¿No anda migración ahí? nos pregunta entre un viaje y otro en el que trae en promedio a diez personas.

—No andamos robando, grita otro de los lancheros de mayor edad ante las preguntas.
Los balseros que entregan a la gente se aseguran que traigan su chaleco salvavidas y han exigido a los migrantes que no revelen las cuotas que pagan por el transporte, aunque algunos llegan preguntando por los migrantes que traen la clave ocho.

A decir de Matthew Dyman, vocero de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) la información de esos brazaletes representa una multitud de datos que son utilizados por organizaciones de tráfico de personas, para medir el estatus del pago de una persona o su vínculo con grupos delictivos.

En el diario de debates del congreso del 18 de marzo, se refiere que un migrante en Reynosa asegura que pagó 500 dólares para asegurar la pulsera violeta para proteger contra secuestros o extorsiones.

MILENIO pudo constatar cómo los migrantes que portan los brazaletes saben que después de cruzar el río deben subir el monte hasta el sitio donde se encuentran la Border Patrol y entregarse. Los migrantes saben que deben llevar con ellos documentos, COMO sus actas de nacimiento para entregarlas a las autoridades estadunidenses.

Ya detenidos, los agentes fronterizos les preguntan si son menores de edad, si viajan solos o acompañados por otros miembros de su familia. Los migrantes entregan sus pertenencias de valor que son resguardadas hasta que las autoridades definan si su caso será valorado por un juez o serán deportados.

El gobierno estadunidense reporta haber detectado más de 100 mil cruces ilegales en su frontera sur en febrero, la cifra más alta desde un periodo de cuatro meses en 2019.

Desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca ,la política migratoria del país relajó algunas de las medidas más restrictivas de Donald Trump, quien tenía una política anti inmigrante. A su llegada al poder, Biden prometió reformas migratorias y permitió que los solicitantes de asilo puedan esperar el proceso en suelo estadunidense y permanecer en México como ocurrió con la política “Remain in México” de Trump, pero los cambios de la actual administración no implican una política de puertas abiertas abiertas para los migrantes centroamericanos. La mayoría siguen siendo deportados a México, menos los menores de edad no acompañados.

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, aclaró en un comunicado que todos los menores de edad no acompañados por adultos serán admitidos en Estados Unidos mientras esperan una audiencia ante el juez.

Pero ha sido enfático al decir que la frontera está cerrada. “Alentamos a los niños a que no vengan. Ahora no es el momento de llegar. El viaje es peligroso”.