Ultraderechistas piden frenar el avance “socialista” en América Latina

Los dirigentes de la ultraderecha internacional que llegaron a la Ciudad de México se encontraron con un público animado, pero temeroso por la marea de victorias de líderes relacionados con las izquierdas que han ganado ocho presidencias desde 2018, incluidas las de los cinco países más grandes de América Latina, y porque la ola republicana que, según Donald Trump, iba a barrer a los demócratas en las elecciones del 8 de noviembre en Estados Unidos, no se produjo.

En su primer día, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que se desarrolla en un hotel de Santa Fe, le sirvió de vehículo al Partido Republicano de Estados Unidos (en particular a su sector favorable a Donald Trump, que organiza el evento) para tratar de introducir su variante ideológica de la extrema derecha, abundante en teorías de la conspiración, en el conservadurismo católico tradicional latinoamericano.

Los organizadores consiguieron entusiasmar a los asistentes prácticamente postulando a su asociado local, el actor Eduardo Verástegui, como candidato de la derecha: “¡Eduardo es increíble, tan especial!”, dijo en castellano Mercy Schlapp, junto a su esposo Matt, presidente de la Unión Conservadora Americana, al felicitarlo por su intervención para inaugurar el encuentro. “Déjame decirte, es como un discurso presidencial…” Y algunos entre el público corearon: “¡Eduardo presidente, Eduardo presidente!”.

Pero lo que siguió fueron presentaciones de las principales creencias del argumentario trumpista: las elecciones presidenciales en Estados Unidos y en Brasil fueron fraudulentas; los mecanismos electorales en todo el continente están amañados; existe una conspiración de organismos internacionales para acabar con la democracia; hay un complot de élites globales para secuestrar niños, legalizar la pedofilia y convencernos de que las relaciones sexuales con menores son normales; están forzando cambios de sexo quirúrgicos en infantes; se está imponiendo una censura generalizada a las voces de derecha; la frontera México-Estados Unidos es una tierra sin ley que requiere mano muy dura; el cambio climático es una mentira creada para quitarnos la libertad…

Estrategias contra la depresión

La CPAC es el encuentro de la derecha trumpista más importante de Estados Unidos. Solía celebrarse una vez cada año pero recientemente inició una campaña de proyección internacional, por lo que en 2022 ya ha llevado a cabo eventos en seis países más.

Esta es la primera vez que se realiza en uno de habla castellana y la segunda en América Latina. En la del 11 y 12 de junio en Sâo Paulo, Brasil, se desbordaba el optimismo porque daban por segura la victoria de Rodolfo Hernández en Colombia, una semana después, y la reelección de Jair Bolsonaro en aquel país sede, el 2 de octubre.

Pero fueron derrotados y eso cambió radicalmente el contexto para la CPAC de México. En su charla de apertura de la conferencia, Verástegui lo abordó directamente:

“En estos últimos años, gobiernos socialistas han tomado control de Argentina, de Bolivia, de Chile, de Colombia, de México… de nuestro querido México, de Perú y, por supuesto, Venezuela, Cuba y Nicaragua”. Y Luis Inácio Lula da Silva, el presidente electo que debe tomar posesión en enero, “quiere agregar a Brasil al bloque de países donde reina el régimen”.

Matt Schlapp remarcó el sentimiento que embarga a los asistentes, el de un “momento de tristeza porque hay marxismo, comunismo, socialismo que estamos viendo que está resurgiendo en Latinoamérica y también está impactando Estados Unidos”.

Para combatir la depresión, habló Steve Bannon por teleconferencia desde Estados Unidos, en inglés. El ideólogo de Donald Trump, queestá en proceso por defraudar a gente a la que convenció de donar dinero para construir el muro en la frontera, y que fue condenado a cuatro meses de cárcel por desacato al Congreso (sigue libre pendiente de apelación), presentó sus “estrategias de victoria” y aseguró que “estamos en un conflicto global” con “grandes fuerzas en contra nuestra”, como “grandes medios, organizaciones financieras grandes, las de tecnología, las universidades, la inteligencia, y también tenemos (en contra) partidos demócratas progresistas” e incluso “republicanos moderados”.

Por eso, “nuestra lucha es internacional” y “tenemos que apoyar a la gente en Brasil, Italia, Hungría, Japón, Francia, Reino Unido e India”. En el primer país, llamó a impedir que tome posesión Lula, un “delincuente trasnacional”, y felicitó a los seguidores de Bolsonaro que piden un golpe militar y que han protagonizado hechos de violencia. Este último detalle no lo mencionó. En cambio, sí dijo que quienes protestaban contra la CPAC, afuera del hotel en México, iban a agredir a los participantes, sin explicar por qué lo sabía. Con símbolos indígenas, marxistas y de la diversidad sexual, los manifestantes se mantuvieron en calma.

Según Bannon, las urnas electrónicas que se usan en Brasil y que han sido propuestas para México, servirán para manipular los resultados electorales.

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Esta posición fue reforzada por la periodista Sara Carter, quien afirma que el gobierno de Joe Biden está “presionando agresivamente a los países latinoamericanos para poner a criminales y a marxistas en posiciones de poder”.

Red pedófila

Otro fuerte llamado a la acción, en castellano fue el de Tim Ballard, quien encabeza Operation Underground Railroad (operación ferrocarril subterráneo), una organización que sostiene que hay un complot internacional de explotación sexual infantil que no es una mafia tradicional, sino que es implementado por élites políticas y económicas.

Periodistas de The Atlantic revelaron que sus representantes de campaña comparten videos en los que se señala como líderes de la conspiración a “Barack Obama, Ellen DeGeneres, Lady Gaga, Chuck Schumer, Tom Hanks, Oprah Winfrey, Hillary Clinton”, entre otros.

En Santa Fe, Ballard insistió en que no sólo secuestran a dos millones de niños cada año, sino que la “red de pedófilos” pretende convencernos de que el abuso infantil en realidad es una “liberación”, que los padres son el enemigo a menos que entreguen a sus niños, que se legalicen la pornografía y la mutilación genital infantil, y quitar a Dios y los valores religiosos de la educación.