La infantería israelí realizó ayer sus primeras incursiones en Gaza a unas horas de que terminara el plazo otorgado a los civiles para que se refugiaran en el sur de la Franja ante la advertencia de un gran operativo para “aniquilar a Hamás”, al tiempo que organismos como la ONU advertían de las “devastadoras consecuencias” del éxodo interno.
El Estado judío prometió acabar con cada miembro de la agrupación terrorista después de que sus combatientes salieran de Gaza para matar a mil 300 israelíes, en su mayoría civiles, y llevándose a un centenar de rehenes.
Desde entonces, Israel ha sometido a la Franja, gobernada por Hamás y hogar de 2.3 millones de palestinos, a un asedio total. Las autoridades de Gaza señalan que han muerto mil 900 personas.
El portavoz militar israelí, el contraalmirante Daniel Hagari, informó que tropas respaldadas por tanques realizaron incursiones para atacar a las baterías de cohetes palestinos y buscar información sobre los rehenes tomados por Hamás.
Ante ese panorama, Naciones Unidas, a Unión Europea y organizaciones humanitarias pasaron ayer intentando disuadir a Israel para que no pasara a los actos de invasión terrestre al cumplirse esta madrugada las 24 horas que le les dio a 1.1 millones de palestinos para desplazarse.
“Trasladar a más de un millón de personas por una zona de guerra hacia un lugar sin comida, agua ni alojamientos, cuando todo el territorio se encuentra bajo asedio, es extremadamente peligroso”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.
“Necesitamos acceso humanitario inmediato en Gaza (…) incluso las guerras tienen reglas”, recordó.
La ONU detalló a través de la Oficina para los Derechos Humanos que “utilizar el hambruna como un método de guerra, privándolos de bienes para su supervivencia, está definido como crimen de guerra”. Pero también aludió a Hamás: “capturar rehenes y la ejecución sumaria de civiles también lo son”.
“El castigo colectivo de la población civil de Gaza equivale a un crimen de guerra: es cruel e inhumano”, coincidió Amnistía Internacional.
El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, dijo el sábado, en una posición oficial de Bruselas, que la orden de Israel era “absolutamente imposible de implementar y solo puede derivar en una crisis internacional”.
“¿Cómo se supone que 1.1 millones de personas van a desplazarse por una zona de guerra densamente poblada en menos de 24 horas?”, escribió en las redes sociales el jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths.
“Gaza se está convirtiendo en un agujero infernal y está al borde del colapso”, dijo el secretario general la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa, por su sigla en inglés), Philippe Lazzarini.
“Pedir al personal médico que evacúe, va más allá de la crueldad”, sostuvo por su parte el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic. “La situación es catastrófica, con bombardeos incesantes y un aumento masivo del desplazamiento de niños y familias”, afirmó la directora de Unicef, Catherine Russell.
El Comité Internacional de la Cruz Roja dijo que la orden de desalojo junto con el asedio “no son compatibles con el derecho internacional humanitario”.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, enfatizó que las condiciones a la que puede ser sometida la Franja, son “inaceptables”.
Arabia Saudita rechazó “categóricamente” cualquier desplazamiento de población en Gaza. Egipto se sumó a las críticas.
El canciller de China, Wang Yi, afirmó que “la injusticia contra Palestina dura ya medio siglo. No debe continuar” y señaló que “la prioridad es proteger a los civiles y terminar el conflicto lo antes posible”.