CIUDAD MÉXICO.— El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó al general de brigada Luis Rodríguez Bucio como jefe de la nueva Guardia Nacional.
“La comandancia nacional [de la Guardia Nacional] estará a cargo del general de brigada Luis Rodríguez Bucio”, dijo el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, en conferencia de prensa junto a López Obrador.
Durazo presentó a los otros tres miembros de la coordinación del Estado Mayor de la Guardia Nacional de cuatro miembros: un representante de la Defensa Nacional, el general Xicoténcatl Núñez Márquez; un delegado de la secretaría de Marina, general contraalmirante de infantería Gabriel García Chávez, y la representante de la Policía Federal, comisaria general Patricia Rosalinda Trujillo.
Paramilitares, autodefensas, policías comunitarias: así se diferencian los grupos armados en México (fotos)
El nuevo comandante de la corporación agradeció al mandatario su designación para dirigir la institución, creada por una reforma constitucional que establece cinco años para el regreso de los militares a sus cuarteles, fuera de tareas contra la delincuencia y estará adscrita a la cartera de Seguridad Pública que encabeza Durazo.
“Gracias por la confianza que me otorga, trataré de cumplir lo mejor posible con base en mi experiencia”, dijo el general Rodríguez Bucio al informar de su formación, que abarca estudios de Diplomado de Estado Mayor en Alemania, y especialización en investigación del narcotráfico.
López Obrador expresó que “es muy importante que se haya llevado a cabo la reforma constitucional y se constituya la Guardia Nacional para atender el problema que más le preocupa a millones de mexicanos, el que tiene que ver con la seguridad pública”.
Asimismo, ratificó su compromiso de “garantizar la paz en nuestro país, sin guerra, con programas para crear oportunidades de empleo, que haya bienestar, trabajo, buenos salarios, atención a los jóvenes, que haya rectitud en el Gobierno, cero corrupción y cero impunidad”.
El titular del Ejecutivo cuestionó las anteriores políticas de “mano dura” para resolver la inseguridad, sin resolver la marginalidad social.
