Vendedores de pollo del Valle de Toluca, resignados a trabajar con el narco

Vendedores de pollo del Valle de Toluca, en el Estado de México, admitieron que han tenido que resignarse a trabajar con integrantes del crimen organizado a fin de que les permitan mantener sus negocios y continuar con la venta de sus productos.

De manera anónima, un vendedor explicó a MILENIO que ya saben cómo es trabajar de la mano de las agrupaciones criminales, toda vez que se trata de un fenómeno que tiene años en la región y detalló la manera en que realizan las extorsiones: los delincuentes llegan por dos vías, dijo.

Primero, arriban a los rastros de aves, en donde condicionan a los dueños a entregar dinero o vender su producto¸ para después “palomearlas” y permitir sus ventas.
“El margen está entre las empresas grandes. Nosotros ya estamos con las grandes y nada más te preguntan: ‘¿Con quién estás?’, ‘Con fulano’, ‘Ah, ya está pagando’, entonces no hay problema”.

Una vez que tienen el visto bueno de las agrupaciones, pasan a verificar la venta de pollo con los pequeños comerciantes, a quienes condicionan a comprar un porcentaje de todo su producto al crimen organizado. Esta estrategia permite garantizan ingresos a los delincuentes y movilizar su producto.

En un breve ejercicio explicó que, de 100 pollos, al menos 30 tenían que ser comprados a los presuntos delincuentes y el resto a otros distribuidores.

“Él puede comprar todavía a otro lado, pero le traen parte lo de la maña.…Tte dicen los de la maña: ‘A mí cómprame esos y lo demás cómpralo donde tú quieras, pero aquí tienes que entrarle con todo’”.

Con cierta resignación, el vendedor extorsionado admitió que es preferible trabajar de esta manera, ya que les permiten generar ganancias propias, sin embargo, admitió que, en caso de que lleguen a cobrarles por la renta de su local, se verían en la necesidad de cerrar.

Problema de años en el Valle de Toluca

El fenómeno de la extorsión no es nuevo en el Estado de México. Si bien la problemática fue puesta sobre la mesa el pasado 22 de diciembre luego de que Eliseo, Isidoro, Jaime y Rigoberto, cuatro trabajadores de un rastro del municipio de Toluca, fueran privados de la libertad por integrantes de la Familia Michoacana con lujo de violencia, algunos otros vendedores admitieron que es una problemática de hace por lo menos un par de años.

En Metepec, limítrofe con Toluca y San Mateo Atenco, el fenómeno se dio hace varios años, sin embargo, no hay casos recientes documentados por la presente administración. En esa ocasión, el vendedor entrevistado refirió que el otro comerciante optó por cerrar su local a cambio de no trabajar para la delincuencia organizada.

“En Metepec casi no, escuché de una personas hace años, pero ya tiene como dos años que tenía varios lugares de que la empezaron a extorsionar. Iba a trabajar para ellos, pero ya de ahí la persona traspasó su lugar”.

Rememoró que desde hace tiempo los delincuentes llegaban a los puestos de pollo, dejaban tarjetas con un número al que se tenían que comunicar y, posteriormente, eran amenazados a comprar las aves o sus derivados.

En caso de que se negaran, las advertencias subían de tono, al grado de que varios empresarios decidieron cerrar sus negocios.