Se llevaron a su padre antes de conocerlo; todos los días, su hija lo espera en la puerta

CIUDAD VICTORIA.- Axel Humberto López Aguilar, de 28 años, no alcanzó a conocer a su hija, ya que diez días antes de que naciera un grupo armado llegó a su casa, se lo llevó y jamás regresó.

Los hechos ocurrieron en ciudad Mante, Tamaulipas, el día 10 de octubre de 2013 durante el violento divorcio entre el Cártel del Golfo y Los Zetas. A sus diez años, la niña tiene en la mente que su padre fue a trabajar y que se ha retrasado.

“Fue difícil cuando ella comenzó a hablar y preguntar dónde estaba su papá”, narró don Alejandro, quien decidió reservar la identidad de la menor y su nuera.

“Sólo le dijimos que se había ido a trabajar. Se paraba en la puerta y esperaba por horas”, contó entre sollozos.

“Axel no conoció a su hija. Se lo llevaron diez días antes de que naciera”, lamentó.

El día de su desaparición se encontraba en su casa, cuando un comando llegó por él y se lo llevó.

Axel trabajaba de manera eventual en una línea de carros de transporte y decidió renunciar por el acoso de los soldados que llegaron a Mante por la alta violencia y desapariciones de personas que generaban los grupos criminales.

Casualmente su desaparición ocurre después de haber sido amenazado por su patrón, agrega don Alejandro.

“Mi hijo no debía nada pero sí le fastidiaba que a cada rato lo pararan y revisaran. Su trabajo era por temporada”.

Explicó que de julio a septiembre prestaba sus servicios en la empresa de la papelería Escribe y de octubre a enero en la compañía de juguetes Mattel.

“En otras se iba de albañil, a veces se iba conmigo y cuando pues no había nada entraba unos meses como chofer a los carros de transporte”.

En la búsqueda desesperada de su hijo, don Alejandro encaraba a los grupos de la delincuencia que se encontraba en el camino.

“Las calles, los caminos estaban solos, tomaba mi bicicleta y me iba a las brechas a buscarlo. En ocasiones me encontraba con esa gente y les exigía que regresaran a mi hijo. Me iba atrás de ellos pero luego se me perdían”.

Al pasar el tiempo con otros ciudadanos de la localidad buscaron apoyo en el colectivo Milynali, de Graciela Pérez.

Don Alejandro sigue buscando a su hijo en brechas, caminos y montes de la región para reunirlo con su nieta.