Desaparecidas aparecen en las manos del crimen

XALAPA.— Las que son víctimas de desaparición ya no sólo son objeto de explotación sexual, sino también son reclutadas por la delincuencia organizada para matar, cuidar secuestrados, cocinar, entre otras actividades ilícitas, para lo cual son amenazadas, aseguraron organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres.

La activista Anaís Palacios, quien ha sido integrante del Mecanismo Estatal de Coordinación en Materia de Búsqueda de Personas, aseguró que no hay un parámetro de edad para las desapariciones y, actualmente, se ha incrementado el número de mujeres sustraídas.

“Ha habido un incremento importante desde 2017 a la fecha en las desapariciones de mujeres en general, de cualquier edad, y lo que hemos estado documentando es que sí hay una diversificación con el actuar de los de la delincuencia organizada de los motivos o formas en los que las mujeres han sido desaparecidas”, dijo Palacios.

Indicó que tienen documentados casos de adolescentes que son enganchadas a través de personas que operan incluso afuera de los centros escolares y que les ofrecen dinero por fotografiarse.

“Les ofrecen mucho dinero por dejarse fotografiar desnudas o les ofrecen empleo, que de esos casos el más reciente es el de Cardel, donde mediante anuncios pretenden engancharlas y ya después —como menciona la fiscalía— es una cuestión de una persona que actúa como en serie, pero también hay otros datos que refieren que también las mujeres son enganchadas y están participando en acciones ilícitas”, advirtió.

Aseguró que las vinculan en acciones de sicariato o que pueden ingresar a acciones delictivas en contra de su voluntad, una explotación delincuencial, con reclutamiento y trabajo en otros estados para que no puedan escapar.

“Tenemos documentados casos y hemos recuperado testimonios en donde están siendo explotadas sexual y laboralmente, empacando drogas, cuidando a otras personas que también están privadas de la libertad o secuestradas”, aseguró.

Indicó que la conclusión es que es más rentable explotar a una mujer que a un hombre, porque las mujeres son utilizadas para cuidar a las personas privadas de su libertad y la muestra más fehaciente es que cuando hay cateos son las mujeres las que son detenidas y procesadas, porque los hombres huyen.

NO SE VAN CON EL NOVIO…

Consideró que es difícil demostrar la trata, porque las investigaciones son, en muchas ocasiones, deficientes y, en otras depende mucho de la capacidad de quienes tienen a cargo las investigaciones y cómo se ve el papel de las mujeres, pues incluso, a pesar de que han buscado cambiar esa visión de actuar con perspectiva de género, siguen los prejuicios al momento de hacer juicios a priori para señalar que las mujeres “se van con los noviecitos”, sin mostrar la magnitud y se reproducen en lo oculto.

“Es difícil demostrarlo y, además también es limitado el trato, porque también hay poco personal que actúe e investigue”, por eso dijo que sería necesario implementar los protocolos que existen para las investigaciones por este tipo de desapariciones, pero que sólo están en papel.

En los colectivos de búsqueda han documentado casos de mujeres que han sido enganchadas con ofertas de trabajo a través de redes sociales y a pesar de que las familias aportan esta información, no es analizada e investigada con el rigor que se requiere y es más fácil responsabilizar a las mismas víctimas que continuar con una línea que podría conducir a su probable ubicación.

Aseguró que el tema amerita atención porque, recientemente, presentaron un trabajo de investigación en el que participó y en el que hay datos que señalan el tráfico de mujeres.

“Tenemos datos desde 2005 de desapariciones de mujeres que eran enganchadas para trabajar en otros estados, como Puebla; siguiendo esa línea de investigación, después de mucho tiempo encontramos elementos que nos llevaron a pensar que podrían ser víctimas de explotación sexual, pero con el paso del tiempo hemos encontrado que se han diversificado”, dijo la activista.

Explicó que se analizan los elementos contextuales en situaciones que han acompañado y que es necesario retomar los protocolos de investigación y ver lo que sucedía previo a su desaparición, el contexto social y su entorno familiar.

PIDEN UNA TERCERA ALERTA

Para Luz Estrada, del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios, la situación de desapariciones de mujeres en Veracruz ha detonado el que se busque una tercera Alerta de Violencia de Género; sin embargo, también lamentó que, hasta el momento, las autoridades no han implementado verdaderas acciones de prevención y atención a este fenómeno social, al igual que el caso de los feminicidios.

“Hay un dato que sigue sin comprenderse y que es parte de la solicitud de la Alerta que se solicitó en mayo de 2019 sobre desaparición y sobre un nuevo patrón de criminalidad que se está poniendo en riesgo y no fue considerado en la primera Alerta, lo reconoció la propia Conavim”, aseguró.

Mencionó que el Registro Nacional de Desaparición plantea que desde 1964 hasta octubre de 2022 se habla de cuatro mil 86 mujeres y niñas desaparecidas. Xalapa, Coatzacoalcos, Córdoba, Poza Rica y Orizaba son los municipios con un mayor número de mujeres desaparecidas.

“Pero hasta el momento, las autoridades de Veracruz no han especificado cuál es la situación de este dato, cuántas son de vieja data y cuántas han ocurrido en los últimos dos años, no está actualizado”.

Dijo que es importante tener definidos los datos ante un escenario grave